De como los planes cambian…

Desde hace unas semanas queria tocar este tema. El cómo de repente siento que no es muy bueno planear las cosas, aunque yo no puedo dejar de hacerlo. Tal vez no sea tan malo como pareciera, pero cuando los planes no salen como lo tenías pensado a veces es frustrante, a veces duele, pero a veces también da un poco de risa o al final se agradece.

El fin de semana pasado estuve en Coatepec, Veracruz. Estoy en medio de un proyecto fotográfico en el que he paseado mucho por varios estados de la República y aun me faltan un par de viajecitos más.

El plan para el fin de semana pasado era visitar Xalapa, Coatepec, La Antigua y Veracruz: viajes express, si señor.

Todo iba conforme al plan, todo estaba saliendo increíblemente bien; hasta la mañanita del sábado cuando, en la regadera, me di cuenta que estaba lloviznando un poco afuera. Pensé en que aunque no se sentía tanto frío, llevaba mi sudadera y tendría que ponérmela para salir esa mañana, pues acababa de salir de una gripa horrible y no quería recaer por andar destapadita por las calles.

De ahi siguió una avalancha de pensamientos relacionados: frío-lluvia-sudadera-cartera-bar-chelas-silla-respaldo… nooo!!! me di cuenta de que la noche anterior había olvidado mi sudadera en el respaldo de la silla donde habíamos ido a echar una chelita por la noche. En mi sudadera estaba mi cartera, y mi grabadora. 😦

Salí casi encuerada del baño y le pregunté a Damaris (mi acompañante) si había visto mi sudadera. No. También se acordó que la había puesto en el respaldo de la silla la noche anterior, y que se había quedado ahi. Chale!!

Me recorrió esa horrible sensación de pérdida. Ese hormigueo en el estómago mezcla de impotencia, coraje, y autoreclamo. De «siempre me pasa lo mismo» y nomás no aprendo!!. Luego me reí de mi misma e hice memoria de que era lo que llevaba en la cartera: 400 pesos, mi credencial del trabajo, una tarjeta de débito, mi tarjeta de vales electrónicos y mi credencial de elector, además de algunas tarjetas de presentación, mis RFC’s y las fotos tamaño pasaporte que debo entregar en la embajada española para tramitar mi pasaporte. -Al menos no traía todas mis tarjetas como la vez pasada-, pensé… y me reí porque mi credencial de elector se había perdido un día antes de las elecciones y, de nuevo, no podría votar.

Era muy temprano y en ese momento no podía hacer nada, asi que fuimos al comedor a tomar el desayuno y salimos a caminar para visitar los lugares que habían quedado pendientes el día anterior.

Pasamos a la Iglesia principal -que el viernes estaba atascada de gente porque había graduaciones o algo asi-, y pudimos hacer las fotos que queríamos con la iglesia vacía. Esperamos que dieran las 9 y fuimos al bar a ver si de casualidad algo podíamos hacer.

Estaba cerrado. No había nadie. Nos asomamos al pasillo que había a un lado de la entrada y que daba a algunas viviendas y vimos a una señora haciendo la limpieza. Preguntamos a que hora abrían el bar: como a la 1. Era demasiado tarde para mis planes de ese día.

Ya no recuerdo ni que más le dije pero el chiste es que ella me dijo que tenía el celular del que atendía el bar por las noches y me lo dió. el «Quesos» fue la única referencia del barman.

Marqué y me contestó medio adormilado -y medio pedo- según sus propias palabras. Le comenté mi «problemita» y para mi sorpresa se acordó de mi y me dijo que él había recogido mi sudadera y la había guardado. Vaya suerte!!! pensé yo. Y entre plática y preguntas me dijo que le marcara en 10 minutos. Esperamos, le marqué y me dijo que iba hacia el local y que lo esperáramos ahi 5 minutos más.

Pasó media hora y no llegaba nadie. Yo tenía un vago recuerdo de él, pues la noche anterior le había dado una tarjeta y le había pedido permiso para hacer unas fotos del lugar, para recomendarlo en un reportaje en el que estoy trabajando. Asi estuvimos esperando no se cuánto tiempo y, la verdad, nos estábamos poniendo un poquito nerviosas pues ibamos solas.

Asi estábamos cuando se estacionó una pickup enfrente, con varios chavos que iban empinándose los vasos y se veía a leguas que andaban tomados… ay amasita!! será él??? La verdad esperábamos que no. Se bajó el conductor hablando por el celular, pero no se acercaba. Seguíamos con la duda hasta que vimos que comenzó a caminar hacia nosotras. Yo lo recordaba poco pero me di cuenta de que si era el. La neta nos tembló todito!! Se veía medio mala cara el tipo. Para esto ya teníamos un plan; nos había dicho que el no tenía la llave del local porque se la había dejado a la chica que aseaba el lugar. Había una cerrajería cerca y teníamos pensado decirle que yo le pagaba al cerrajero para que nos abriera y le daba el resto del dinero que traía en mi cartera a él como recompensa.

En fin, se acercó, nos saludó, nos dijo que estaba en camino su primo que tenía la llave del local. Yo rogaba porque el primo llegara pronto porque empezó a hacernos preguntas tipo: y no durmieron? y a donde van, y bla bla bla. Respondimos dando la menor información que pudimos.

Llegó el primo, abrió y nos pidió que pasáramos para entregarnos la sudadera. Yo di un paso pero me arrepentí justo a tiempo y le dije que lo esperábamos afuera, que entrara él. Entró, sacó mi sudadera y me la dió. Estaba todo lo que traía en las bolsas. Quise darle algo de dinero como agradecimiento, pero se negó. Estábamos en el estira y afloja de que si le daba y no quería el dinero, cuando aparecieron un par de patrullas con un montón de policías. Rodearon la camioneta y preguntaron quien la traía. Para este momento creo que Damaris y yo estábamos a punto de hacernos pipí del susto!! jajaja

El Quesos dijo que él traía la camioneta y se acercó a los policías. Nos quedamos con el primo y le dijimos que muchas gracias, que ya nos íbamos y que qué pena que por haberse estacionado en doble fila por nosotras los iban a multar. Nos dijo que ese no era el problema, sino que la camioneta tenía «broncas» desde antes. Apenas dijo eso y le dije bueno muchas gracias y nosotras ya nos vamos. Creo que no nos echamos a correr porque andábamos medio paralizadas de miedo pero caminamos lo más rapido que pudimos y nos fuimos a la plaza principal. Tenía que regresar a la iglesia para terminar un asunto pendiente y me cae que me dió mucha risa (no soy católica), pero en cuanto pisamos el atrio me sentí tranquila y corrimos a meternos dentro de la iglesia! jajajaja

Ya ahí nos dimos cuenta de que era muy tarde. Todavía teníamos un lugar por visitar y ya se nos había ido el tiempo. Entonces comenzamos a considerar el ya no ir a Veracruz. El asunto pendiente en la iglesia también me llevó mas tiempo del planeado y al salir decidimos ahora si, ya no ir a Veracruz. Buscamos un museo al que queríamos ir y resultó un fiasco… entonces, ya de regreso al hotel nos topamos con la tienda del Museo del Cafe-tal Apan. Habíamos oido de el y entramos. Compramos algunos souvenirs y estando ahi tomamos la decisión de darnos una vuelta al museo, que estaba un poquito lejos en las afueras del pueblo.

Y eso hicimos. Salimos del hotel y nos fuimos al Museo. Y que bueno que fuimos!!

Wow!! Al final del día, con todo y las aventuras, y que no hice todo lo que tenía planeado, reíamos y pensábamos en la suerte que tuvimos, y en la curiosa la forma en que los planes cambiaron y acabamos en un lugar increíble en el que, por cierto, salieron más proyectos a realizar.

Esos son los casos en los que un cambio de planes inesperado se agradece. Y además, yo siempre he dicho que tengo un angelote que me cuida siempre. Un angelote que se llama Abuelo Yeyo, y que siempre me decía: «por algo pasan las cosas».

La pagina del museo: Cafe-tal apan

Y por cierto: mil gracias a Damaris por ser mi acompañante-chofer-pañodelágrimas y aguantarme y escuchar mis historias todo el camino 😛

El viaje a Perú: Dia 4

Se suponía que pasarían por nosotros a las 4:30 de la mañana al hostal. Llegaron a las 4. Acabábamos de escuchar la alarma en el despertador cuando Edgar tocó a la puerta de la habitación para decirnos que habían llegado. 15 minutos después etábamos abajo, pues habíamos dejado las maletas preparadas desde la noche anterior.Ahi conocimos a Alex, que era el encargado en la agencia de pasar por los turistas a sus respectivos hostales y llevarnos a la terminal de autobuses donde saldríamos en dirección a Mollepata. Preguntamos por que se había adelantado la salida y nos comentó algo de un paro agrario y bloqueos en carreteras que habían sucedido las semanas pasadas, y que querian evitarlos, por eso salíamos antes.Llegamos en taxi a la terminal y nos subieron a un camioncito viejo. Estaba casi lleno de gente local, y 4 asientos ocupados por turistas, dos chicas que hablaban inglés iban a nuestro lado, y al frente una chava y un chavo que parecían gringos, él platicaba de vez en cuando con las gueritas de al lado. Nosotros estábamos calladitos más llenos de sueño que de otra cosa. Esperamos más de media hora y el camioncito no salía, luego llegaron dos turistas más, que se sentaron atrás, y entonces el camión salió. Ibamos rebotando por el camino pero no muy atentos al mismo, hasta que de repente se detuvo en la carretera, se escucharon algunas palabras, preguntas y de repente escuchamos que la carretera estaba bloqueada y debíamos regresar a Cusco.Un poco decepcionados, mirábamos ya el amanecer en al carretera, pero de regreso. Llegamos de nuevo a la terminal y nos reunimos abajo del camión, el que era el guía nos explicó que había bloqueos y no podríamos llegar a Mollepata, pero que allá ya estaban esperando los caballos con los víveres y el cocinero para el viaje, así que se volvería a intentar a la madrugada siguiente, porque se suponía que el paro solo duraría 24 horas. Hicimos migas con los últimos turistas que llegaron al autobus, Alejandro (Argentino) y Macarena (Española).Quedamos de vernos a las 5 de la tarde en la fuente de la plaza de armas y partimos cada quien a su hostal a descansar un poco más. Tocamos a la puerta del Piccola y le comentamos a Edgar que no habíamos podido salir a la excursión, que si podíamos subir a la habitación a dormir un rato, y accedió diciéndonos que el cuarto vencía a las 11, entonces subimos a dormir unas horas más, y como «Cecilia» ya estaba reservada para otros turistas, teníamos que cambiarnos de habitación para pasar esa nueva noche en el hostal que no estaba planeada. Nos pasaron a «Alex».Después de descansar un rato salimos a pasear al pueblo. Y estábamos tomando fotos en la plaza de armas cuando nos encontramos a Jorge, el de la agencia que nos había vendido la excursión y se sorprendió de vernos ahi. Le contamos lo que había pasado y entonces nos ofreció salir en el «City tour» para aprovechar el día. Nos vendió el viajecito en 15 soles y quedamos de salir a la 1 de la tarde. En este nuevo tour por las ciudades y ruinas aledañas a Cusco conocimos el templo del Qoricancha, en Cusco, la fortaleza de Sacsayhuaman, en la parte alta de la ciudad de donde se tiene una panorámica increíble!, el laberinto de Quenqo, una breve visita a Pucapuccara, y terminamos en Tambomachay. Todos estos lugares estaban incluidos en el boleto turístico que habíamos comprado un día antes así que fue un día bien aprovechado.Regresamos justo a tiempo para reunirnos con Ale y Macarena en la fuente del centro, y nos invitaron a tomar unas «cusqueñas» a un Irish Pub, donde habían quedado de verse con unos chilenos que conocieron en su hostal. Las cusqueñas estaban deliciosas (cerveza peruana), y comimos unas botanitas en el lugar. La Happy hour empezaba hasta las 8 pero era muy temprano, pedimos para terminar un pisco sour cada uno y nos llevaron 2 cortesía de la casa, nos adelantaron la happy hour a nosotros, jeje. Estuvimos a gusto platicando con ellos y los chilenos nunca llegaron. Para las 7 u 8 de la noche Memo y yo ya andabamos medio borrachitos con los piscos y la cerveza. Decidimos irnos a descansar porque al otro día había que madrugar otra vez para poder salir en la excursión. Nos despedimos de nuestros nuevos amigos y nos fuimos a dormir al hostal. 

Mis fotos de Perú en Reflex

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Me da gran emoción contarles esto a todos.

Hoy, además de ser el cumple número 30 de mi chango (Feliz cumpleaños otra vez!!), se publicó en Reflex, el blog de fotografía de GRUPO REFORMA, un portafolios como edición especial, con 10 de mis mejores fotografías del viaje a Perú que hicimos Memo y yo el mes pasado.

Nunca pensé que algún día vería mi trabajo fotográfico publicado aqui. Gracias a Memo, y a Flickr, y a toda la gente y amigos que he conocido acá, porque por eso la fotografía regresó a mi vida, y por eso he seguido aprendiendo, y experimentando, y compartiendo mi trabajo aqui, y en otros medios ahora también.

Acá les dejo el link:

www.reforma.com/blogs/reflex/

Crónica de un viaje a Perú PARTE 3

Día 3: Domingo 17

La cita era a las 8:10 de la mañana en la puerta de la agencia, para salir al Tour por el Valle Sagrado de los Incas. Llegamos al 5 para las 8. Dieron las 8:15 y no llegaba nadie, poco después llegó un muchachito con nuestros nombres y nos llevó a la Plaza de San Francisco, ahi nos dejó sentados en una banca porque todavía no llegaba el autobus.

Se suponía que nos habían citado temprano para irnos en los lugares de hasta delante y poder tomar fotos en el camino, ese era el trato. Pues nos tuvieron esperando casi una hora y cuando llegó el autobus, llegó lleno. Yo hice mi berrinche porque para eso habíamos llegado tan puntuales. Llegó el Don de la agencia y me dijo que lo iba a arreglar con la muchacha del camión, pero ésta, muy grosera, me dijo que yo no había estado a tiempo y por eso había perdido mis lugares!! Que?? Me puse al brinco y alegué un rato con ella, pero estaba de un humor de la fregada y ni Don Jorge ni yo, pudimos hacer nada. Me subí enojada y de mala gana hasta donde ya me esperaba Memo, casi hasta atrás del autobús. Comenzé el tour chillando de coraje: pinche gente incumplida. 

Al ratito se me pasó, y comenzó el tour. Paisajes hermosos se veían (medio mal) por la ventana lateral (y no podía tomar muchas fotos), pero al final disfruté el viajecito. La primer parada fue en un mercado, ahi compramos nuestros sombreros para el sol (y nos sirvieron durante todo el viaje). Había un pequeño establo con llamas y alpacas, y una niña Quechua alimentándolas con hierbas. Lindas fotos. Nos dieron 20 minutos y regresamos al camión. Una parada express en un mirador nos dejaba ver un paisaje con el río debajo, montañas verdes y muchas nubes. Después seguimos hasta el pueblo de Pisac.

20 minutos para caminar por el mercadillo y después subiríamos a la parte Inca, a las ruinas de Pisac. Ahi en la entrada compramos nuestro boleto turístico. 70 soles (35 para estudiantes), incluía la entrada a 16 lugares distintos entre ruinas y museos en Cusco y sus alrededores, y era válido por 10 días: perfecto!.

Estanislao se llamaba nuestro guía. Me cayó bien a pesar de que parecía odiar a los demás guías, jeje, según él su historia era la neta del planeta y todos los demás contaban puras mentiras :P. Pero me gustaron sus historias, y me gustó que hablaba fuerte y claro! En las primeras ruinas que visitamos, Pisac, caminamos un ratito para llegar. Se podían ver las terrazas o los restos de las terrazas incas en el camino, las tumbas en las montañas, y las entradas de piedra tallada, a las ciudades. Ahi nos explicaron el porqué los Incas construían sus ciudades en lo alto de las montañas. Era para aprovechar el terreno de las laderas para la siembra, construían sus sistemas de terrazas para sembrar sus granos y ahi donde ya no podían sembrar más, en la punta de las montañas, edificaban sus ciudades. La mayoría de estas ciudades eran construidas con las mismas rocas que se encontraban en la montaña. Nos explicaron que los Incas no transportaban piedra, sino la transformaban ahi donde las encontraban.

También aprendí la diferencia entre las construcciones religiosas y las construcciones comunes o casas. Las primeras etaban construídas con piedras pulidas, de formas angulares que encajaban unas con otras sin ningún tipo de mortero o barro entre ellas. Las formas que se van creando son hermosas. Y la forma trapezoidal de sus portadas o entradas a las ciudades y edificios les brindaban estabilidad contra sismos. Asi como la ligera inclinación hacia dentro de sus muros. Las construcciones comunes eran hechas con piedras sin pulir, y «pegándolas» con barro.

Al terminar el recorrido por las ruinas, después de visitar el «Intihuatana» o «Templo al sol», bajamos de nuevo hacia el autobús… y casi nos deja!! Me detuve un momento a comprar un jugo de naranja pero el vendedor no tenía cambio y se tardó un poco en conseguirlo. Cuando ibamos llegando al camión, se arrancó y casi nos deja… tuve que correr, gritar y hacer señas y se detuvo para que pudieramos subir. En fin, desde ese momento casi siempre éramos los últimos en subirnos al camión por ir tomando fotos en el camino, jaja!

El tercer lugar donde bajamos del autobús fué la población de Urubamba, nombre que identifica también al río que corre por el Valle Sagrado de los Incas. Ahi almorzamos en un restaurant, el almuerzo iba incluído en el tour. Estuvimos un rato en el patio del lugar donde una señora vendía artesanías y traía en el hombro un pequeño monito tití. No lo había notado hasta que intenté tomarle unas fotos con el telefoto! ja. Uno de los turistas que iba con nosotros se lo pidió, y al estar subido en sus hombros, el monito hizo su gracia y le orinó toda la espalda. Que bueno que no bajé a intentar cargarlo yo! jajaja.

De ahi seguimos por el tour y llegamos hasta Ollantaytambo. Desde ese lugar salen trenes que llegan hasta Aguascalientes, para los turistas que quieren ir a Machupicchu. Pasamos por un mercado (había muchos mercados!!), y subimos por las terrazas hasta la zona arqueológica. Una gran roca rectangular del templo del sol es la que identifica a estas ruinas. Caminamos por pasillos, muros y parte de las terrazas. En la montaña de enfrente los incas creativos veían figuras entre las piedras, je. Las fotos están por ahi en flickr 😉

De regreso al camión nos perdimos!! Ibamos siguiendo al grupo, según nosotros, ya que nos quedamos atrás por las fotos, y de repente ya no supimos pa donde! Me di cuenta de que por ese lugar habíamos pasado en el autobus y nos regresamos preguntando por donde estaba el estacionamiento. De nuevo casi nos dejan! Pero bueno, Estanislao ya sabía que eramos los que nos tardábamos siempre en llegar 😛

De ahi partimos hacia el último pueblo del Tour: Chinchero. Fueron como 45 minuto de camino por las carreteras del Valle y como siempre, admirando los paisajes ibamos bastante a gusto. Llegamos al atardecer al pueblo, y nos metieron a un taller textil donde las mujeres quechuas nos explicaron el proceso para hacer sus vestidos, telas, sueteres etc. Desde el lavado de la lana de alpaca y oveja con una especie de raiz-jabón, el teñido natural, hilado y luego los telares donde tejen los lindos diseños en sus prendas. Ahi me di cuenta de que los Quechuas acostumbran criar cuyos, pero ellos les llaman «cuys», aunque todavía no sabía que se los comían! snif.

También hice migas con una gatita peruana que llamaban «Alpaquita», jeje. Y tomábamos y tomábamos fotos mientras los demás compraban recuerdos o escuchaban las explicaciones de las niñas. Una pequeña me convenció de comprarle unas pulseritas (yo no uso pulseras pero tengo corazón de pollo, jeje); y a cambio me regaló una de las mejores fotografías que traje del Perú! :DNos llevaron después a medio ver la parte arqueológica de Chinchero, donde sólo se conservan algunos muros y parte del «casco» de una especie de hacienda de aquellos tiempos. Ibamos correteados porque la noche nos había alcanzado. De ahi regresamos al autobus y que creen? jaja, pues casi nos deja! 😛

Llegamos a Cusco alrededor de las 8 de la noche y nos estaba esperando Jorge, el de la agencia, para darnos una mala noticia: al parecer se había cancelado el tour de Salkantay por las lluvias y los derrumbes que habían en el camino. La familia que iba en nuestro grupo decidió no correr riesgos y canceló, y no nos podían llevar a nosotros solos. Nos pidió que le diéramos 1 hora para averiguar que estaba pasando con sus compañeros de otras agencias, y quedamos de vernos alrededor de las 9. A pesar de todo nosotros teníamos un plan «B» si es que no salíamos con alguna agencia, y era hacer el recorrido a pie por nuestra cuenta, «puebleando».

Mientras, nosotros nos fuimos a buscar un restaurant que nos habían recomendado desde México, en el barrio de San Blas: el Pacha Papa. Lo encontramos y nos quedamos a cenar ahi. Yo pedí un «Oyukito con carne y charqui de alpaca» (un guiso con una especie de papa, carne, plátanos y una salsa amarilla muy sabrosa); y Memo pidió un «Adobo con puré de Chancho» (adobo de cerdo). Todo estuvo delicioso!! Y barato. Ahi probamos por primera vez el Pisco, y bueno, como no estamos acostumbrados al alcohol, con un vasito tuvimos para salir de ahi ya medio mareados 😛

Al regresar con Jorge a la agencia nos tenía buenas noticias: Se había armado un grupo con los «sobrantes» de otras excursiones y saldríamos el lunes como estaba planeado, rumbo a Mollepata en camión para ahi comenzar la caminata por Salkantay. Nos fuimos contentos a descansar al hostal, porque teníamos que madrugar. Pasarían por nosotros a las 4:30 de la mañana. 

Crónica de un viaje a Perú PARTE 1

Día 1 viernes 15
Me levanté tempranito a empacar mis cosas, salí a hacer un pago al banco y me reuní con mi chango para llevarle las llaves a Nahual y Liz, quienes cuidarían de Melián y Pánfilo durante nuestro viaje. De ahi nos fuimos al aeropuerto para apuntarnos temprano en la lista de espera del vuelo, porque nuestros boletos eran sujetos a espacio.
Todo bien, apuntados fuimos a comer y a esperar las 4:10 para ver si alcanzábamos lugar. En eso, Memo se dió cuenta que había olvidado guardar mis botas de montaña en la mochila!! Mal, mal, intenté tomar un taxi para ir por ellas a la casa y volver al aeropuerto en 1 hr: IMPOSIBLE!! El tráfico de viernes de quincena a las 3 de la tarde era desquiciante! Me di cuenta que no lo lograría y desistí regresando al aeropuerto con cara triste, pero ni hablar, arriesgarme a perder el vuelo era demasiado. Cuando llegué a la sala de espera Memo ya nos había documentado. Teníamos nuestros lugares! 😀

El vuelo salió puntualísimo a las 5:10 de la tarde (por aeroméxico) y llegábamos a Lima a las 12 de la noche local (no sabía que acá era una hora más que en México).

Lo primero que hicimos llegando fue buscar y comprar los boletos redondos de avión a Cusco. El vuelo salió a las 5:50 de la mañana del sábado. Esperamos en un restaurante del aeropuerto antes de abordar.