Gira, la rueda…

Hoy una pequeña plática en el trabajo desencadenó una serie de pensamientos que terminaron en este post.

Estoy por cerrar un ciclo, por dejar atrás una etapa de mi vida que me dejó muchisimas cosas buenas, más que los momentos malos que desgraciadamente hay días en que pesan mucho mas, pero que van pasando, y que intento vayan desvaneciendose y desaparezcan con el tiempo…

Esta idea de comenzar una nueva etapa, la verdad me da mucha ilusión. De pensar en las cosas que vendrán, en la gente que llegará o que está llegando a mi pequeño mundo, de cómo he ido aprendiendo y cambiando, de todo lo que se ha transformado, las cosas que he ganado personal y profesionalmente. Los planes, los viajes que se empiezan a dibujar en mi mente y en mi agenda… me da mucha emoción.

Hoy venía caminando por la calle y me calló el veinte, por ejemplo, de que ya no me da miedo caminar sola en esta ciudad (en los rumbos que conozco, claro, tampoco me siento una superhéroa :P). Pero eso, hace casi 5 años que llegué a la ciudad de México, nunca hubiera pasado por mi cabeza. Estos pequeños detalles me arrancan sonrisas espontáneas que agradezco demasiado.

5 años! de verdad que el tiempo ha volado! Todavía recuerdo muy bien cuando huí de Toluca, de sus calles, de algunas personas, pero sobre todo de la soledad. Y ahora, mal que bien disfruto de mi soledad (a veces no tanto, pero vale, ya no me es tan dificil como lo era en aquellos tiempos).

Justo hoy estuve escuchando todo el día los discos de Pedro Sandoval. Hoy apareció Neto en el FB, hoy esa plática me animó a volver a escribir. Hoy pensé mucho en el pasado, y en el futuro, en los que han salido y en los que están entrando… hoy fue un buen dia!

Hoy me muero de ganas de regresar a Toluca, de visitar a aquellos de los que me alejé en aquellos momentos, de recordar, de pasar un rato lindo, ha habido muchos reencuentros las ultima semanas, personas que ha sido gratísimo volver a ver, y miles de buenos momentos que recordar.

En fin… dejaré que esta rueda siga girando. Que los deseos se cumplan, que la gente regrese, o aparezca. Que las cosas pasen como tengan que pasar. Todos los cambios son buenos, y más cuando se ansían tanto como hoy. 🙂

Por cierto, gracias Nalle, que sin querer gracias a ti, volví a escribir.

De como los planes cambian…

Desde hace unas semanas queria tocar este tema. El cómo de repente siento que no es muy bueno planear las cosas, aunque yo no puedo dejar de hacerlo. Tal vez no sea tan malo como pareciera, pero cuando los planes no salen como lo tenías pensado a veces es frustrante, a veces duele, pero a veces también da un poco de risa o al final se agradece.

El fin de semana pasado estuve en Coatepec, Veracruz. Estoy en medio de un proyecto fotográfico en el que he paseado mucho por varios estados de la República y aun me faltan un par de viajecitos más.

El plan para el fin de semana pasado era visitar Xalapa, Coatepec, La Antigua y Veracruz: viajes express, si señor.

Todo iba conforme al plan, todo estaba saliendo increíblemente bien; hasta la mañanita del sábado cuando, en la regadera, me di cuenta que estaba lloviznando un poco afuera. Pensé en que aunque no se sentía tanto frío, llevaba mi sudadera y tendría que ponérmela para salir esa mañana, pues acababa de salir de una gripa horrible y no quería recaer por andar destapadita por las calles.

De ahi siguió una avalancha de pensamientos relacionados: frío-lluvia-sudadera-cartera-bar-chelas-silla-respaldo… nooo!!! me di cuenta de que la noche anterior había olvidado mi sudadera en el respaldo de la silla donde habíamos ido a echar una chelita por la noche. En mi sudadera estaba mi cartera, y mi grabadora. 😦

Salí casi encuerada del baño y le pregunté a Damaris (mi acompañante) si había visto mi sudadera. No. También se acordó que la había puesto en el respaldo de la silla la noche anterior, y que se había quedado ahi. Chale!!

Me recorrió esa horrible sensación de pérdida. Ese hormigueo en el estómago mezcla de impotencia, coraje, y autoreclamo. De «siempre me pasa lo mismo» y nomás no aprendo!!. Luego me reí de mi misma e hice memoria de que era lo que llevaba en la cartera: 400 pesos, mi credencial del trabajo, una tarjeta de débito, mi tarjeta de vales electrónicos y mi credencial de elector, además de algunas tarjetas de presentación, mis RFC’s y las fotos tamaño pasaporte que debo entregar en la embajada española para tramitar mi pasaporte. -Al menos no traía todas mis tarjetas como la vez pasada-, pensé… y me reí porque mi credencial de elector se había perdido un día antes de las elecciones y, de nuevo, no podría votar.

Era muy temprano y en ese momento no podía hacer nada, asi que fuimos al comedor a tomar el desayuno y salimos a caminar para visitar los lugares que habían quedado pendientes el día anterior.

Pasamos a la Iglesia principal -que el viernes estaba atascada de gente porque había graduaciones o algo asi-, y pudimos hacer las fotos que queríamos con la iglesia vacía. Esperamos que dieran las 9 y fuimos al bar a ver si de casualidad algo podíamos hacer.

Estaba cerrado. No había nadie. Nos asomamos al pasillo que había a un lado de la entrada y que daba a algunas viviendas y vimos a una señora haciendo la limpieza. Preguntamos a que hora abrían el bar: como a la 1. Era demasiado tarde para mis planes de ese día.

Ya no recuerdo ni que más le dije pero el chiste es que ella me dijo que tenía el celular del que atendía el bar por las noches y me lo dió. el «Quesos» fue la única referencia del barman.

Marqué y me contestó medio adormilado -y medio pedo- según sus propias palabras. Le comenté mi «problemita» y para mi sorpresa se acordó de mi y me dijo que él había recogido mi sudadera y la había guardado. Vaya suerte!!! pensé yo. Y entre plática y preguntas me dijo que le marcara en 10 minutos. Esperamos, le marqué y me dijo que iba hacia el local y que lo esperáramos ahi 5 minutos más.

Pasó media hora y no llegaba nadie. Yo tenía un vago recuerdo de él, pues la noche anterior le había dado una tarjeta y le había pedido permiso para hacer unas fotos del lugar, para recomendarlo en un reportaje en el que estoy trabajando. Asi estuvimos esperando no se cuánto tiempo y, la verdad, nos estábamos poniendo un poquito nerviosas pues ibamos solas.

Asi estábamos cuando se estacionó una pickup enfrente, con varios chavos que iban empinándose los vasos y se veía a leguas que andaban tomados… ay amasita!! será él??? La verdad esperábamos que no. Se bajó el conductor hablando por el celular, pero no se acercaba. Seguíamos con la duda hasta que vimos que comenzó a caminar hacia nosotras. Yo lo recordaba poco pero me di cuenta de que si era el. La neta nos tembló todito!! Se veía medio mala cara el tipo. Para esto ya teníamos un plan; nos había dicho que el no tenía la llave del local porque se la había dejado a la chica que aseaba el lugar. Había una cerrajería cerca y teníamos pensado decirle que yo le pagaba al cerrajero para que nos abriera y le daba el resto del dinero que traía en mi cartera a él como recompensa.

En fin, se acercó, nos saludó, nos dijo que estaba en camino su primo que tenía la llave del local. Yo rogaba porque el primo llegara pronto porque empezó a hacernos preguntas tipo: y no durmieron? y a donde van, y bla bla bla. Respondimos dando la menor información que pudimos.

Llegó el primo, abrió y nos pidió que pasáramos para entregarnos la sudadera. Yo di un paso pero me arrepentí justo a tiempo y le dije que lo esperábamos afuera, que entrara él. Entró, sacó mi sudadera y me la dió. Estaba todo lo que traía en las bolsas. Quise darle algo de dinero como agradecimiento, pero se negó. Estábamos en el estira y afloja de que si le daba y no quería el dinero, cuando aparecieron un par de patrullas con un montón de policías. Rodearon la camioneta y preguntaron quien la traía. Para este momento creo que Damaris y yo estábamos a punto de hacernos pipí del susto!! jajaja

El Quesos dijo que él traía la camioneta y se acercó a los policías. Nos quedamos con el primo y le dijimos que muchas gracias, que ya nos íbamos y que qué pena que por haberse estacionado en doble fila por nosotras los iban a multar. Nos dijo que ese no era el problema, sino que la camioneta tenía «broncas» desde antes. Apenas dijo eso y le dije bueno muchas gracias y nosotras ya nos vamos. Creo que no nos echamos a correr porque andábamos medio paralizadas de miedo pero caminamos lo más rapido que pudimos y nos fuimos a la plaza principal. Tenía que regresar a la iglesia para terminar un asunto pendiente y me cae que me dió mucha risa (no soy católica), pero en cuanto pisamos el atrio me sentí tranquila y corrimos a meternos dentro de la iglesia! jajajaja

Ya ahí nos dimos cuenta de que era muy tarde. Todavía teníamos un lugar por visitar y ya se nos había ido el tiempo. Entonces comenzamos a considerar el ya no ir a Veracruz. El asunto pendiente en la iglesia también me llevó mas tiempo del planeado y al salir decidimos ahora si, ya no ir a Veracruz. Buscamos un museo al que queríamos ir y resultó un fiasco… entonces, ya de regreso al hotel nos topamos con la tienda del Museo del Cafe-tal Apan. Habíamos oido de el y entramos. Compramos algunos souvenirs y estando ahi tomamos la decisión de darnos una vuelta al museo, que estaba un poquito lejos en las afueras del pueblo.

Y eso hicimos. Salimos del hotel y nos fuimos al Museo. Y que bueno que fuimos!!

Wow!! Al final del día, con todo y las aventuras, y que no hice todo lo que tenía planeado, reíamos y pensábamos en la suerte que tuvimos, y en la curiosa la forma en que los planes cambiaron y acabamos en un lugar increíble en el que, por cierto, salieron más proyectos a realizar.

Esos son los casos en los que un cambio de planes inesperado se agradece. Y además, yo siempre he dicho que tengo un angelote que me cuida siempre. Un angelote que se llama Abuelo Yeyo, y que siempre me decía: «por algo pasan las cosas».

La pagina del museo: Cafe-tal apan

Y por cierto: mil gracias a Damaris por ser mi acompañante-chofer-pañodelágrimas y aguantarme y escuchar mis historias todo el camino 😛