Día 3: Domingo 17
La cita era a las 8:10 de la mañana en la puerta de la agencia, para salir al Tour por el Valle Sagrado de los Incas. Llegamos al 5 para las 8. Dieron las 8:15 y no llegaba nadie, poco después llegó un muchachito con nuestros nombres y nos llevó a la Plaza de San Francisco, ahi nos dejó sentados en una banca porque todavía no llegaba el autobus.
Se suponía que nos habían citado temprano para irnos en los lugares de hasta delante y poder tomar fotos en el camino, ese era el trato. Pues nos tuvieron esperando casi una hora y cuando llegó el autobus, llegó lleno. Yo hice mi berrinche porque para eso habíamos llegado tan puntuales. Llegó el Don de la agencia y me dijo que lo iba a arreglar con la muchacha del camión, pero ésta, muy grosera, me dijo que yo no había estado a tiempo y por eso había perdido mis lugares!! Que?? Me puse al brinco y alegué un rato con ella, pero estaba de un humor de la fregada y ni Don Jorge ni yo, pudimos hacer nada. Me subí enojada y de mala gana hasta donde ya me esperaba Memo, casi hasta atrás del autobús. Comenzé el tour chillando de coraje: pinche gente incumplida.
Al ratito se me pasó, y comenzó el tour. Paisajes hermosos se veían (medio mal) por la ventana lateral (y no podía tomar muchas fotos), pero al final disfruté el viajecito. La primer parada fue en un mercado, ahi compramos nuestros sombreros para el sol (y nos sirvieron durante todo el viaje). Había un pequeño establo con llamas y alpacas, y una niña Quechua alimentándolas con hierbas. Lindas fotos. Nos dieron 20 minutos y regresamos al camión. Una parada express en un mirador nos dejaba ver un paisaje con el río debajo, montañas verdes y muchas nubes. Después seguimos hasta el pueblo de Pisac.
20 minutos para caminar por el mercadillo y después subiríamos a la parte Inca, a las ruinas de Pisac. Ahi en la entrada compramos nuestro boleto turístico. 70 soles (35 para estudiantes), incluía la entrada a 16 lugares distintos entre ruinas y museos en Cusco y sus alrededores, y era válido por 10 días: perfecto!.
Estanislao se llamaba nuestro guía. Me cayó bien a pesar de que parecía odiar a los demás guías, jeje, según él su historia era la neta del planeta y todos los demás contaban puras mentiras :P. Pero me gustaron sus historias, y me gustó que hablaba fuerte y claro! En las primeras ruinas que visitamos, Pisac, caminamos un ratito para llegar. Se podían ver las terrazas o los restos de las terrazas incas en el camino, las tumbas en las montañas, y las entradas de piedra tallada, a las ciudades. Ahi nos explicaron el porqué los Incas construían sus ciudades en lo alto de las montañas. Era para aprovechar el terreno de las laderas para la siembra, construían sus sistemas de terrazas para sembrar sus granos y ahi donde ya no podían sembrar más, en la punta de las montañas, edificaban sus ciudades. La mayoría de estas ciudades eran construidas con las mismas rocas que se encontraban en la montaña. Nos explicaron que los Incas no transportaban piedra, sino la transformaban ahi donde las encontraban.
También aprendí la diferencia entre las construcciones religiosas y las construcciones comunes o casas. Las primeras etaban construídas con piedras pulidas, de formas angulares que encajaban unas con otras sin ningún tipo de mortero o barro entre ellas. Las formas que se van creando son hermosas. Y la forma trapezoidal de sus portadas o entradas a las ciudades y edificios les brindaban estabilidad contra sismos. Asi como la ligera inclinación hacia dentro de sus muros. Las construcciones comunes eran hechas con piedras sin pulir, y «pegándolas» con barro.
Al terminar el recorrido por las ruinas, después de visitar el «Intihuatana» o «Templo al sol», bajamos de nuevo hacia el autobús… y casi nos deja!! Me detuve un momento a comprar un jugo de naranja pero el vendedor no tenía cambio y se tardó un poco en conseguirlo. Cuando ibamos llegando al camión, se arrancó y casi nos deja… tuve que correr, gritar y hacer señas y se detuvo para que pudieramos subir. En fin, desde ese momento casi siempre éramos los últimos en subirnos al camión por ir tomando fotos en el camino, jaja!
El tercer lugar donde bajamos del autobús fué la población de Urubamba, nombre que identifica también al río que corre por el Valle Sagrado de los Incas. Ahi almorzamos en un restaurant, el almuerzo iba incluído en el tour. Estuvimos un rato en el patio del lugar donde una señora vendía artesanías y traía en el hombro un pequeño monito tití. No lo había notado hasta que intenté tomarle unas fotos con el telefoto! ja. Uno de los turistas que iba con nosotros se lo pidió, y al estar subido en sus hombros, el monito hizo su gracia y le orinó toda la espalda. Que bueno que no bajé a intentar cargarlo yo! jajaja.
De ahi seguimos por el tour y llegamos hasta Ollantaytambo. Desde ese lugar salen trenes que llegan hasta Aguascalientes, para los turistas que quieren ir a Machupicchu. Pasamos por un mercado (había muchos mercados!!), y subimos por las terrazas hasta la zona arqueológica. Una gran roca rectangular del templo del sol es la que identifica a estas ruinas. Caminamos por pasillos, muros y parte de las terrazas. En la montaña de enfrente los incas creativos veían figuras entre las piedras, je. Las fotos están por ahi en flickr 😉
De regreso al camión nos perdimos!! Ibamos siguiendo al grupo, según nosotros, ya que nos quedamos atrás por las fotos, y de repente ya no supimos pa donde! Me di cuenta de que por ese lugar habíamos pasado en el autobus y nos regresamos preguntando por donde estaba el estacionamiento. De nuevo casi nos dejan! Pero bueno, Estanislao ya sabía que eramos los que nos tardábamos siempre en llegar 😛
De ahi partimos hacia el último pueblo del Tour: Chinchero. Fueron como 45 minuto de camino por las carreteras del Valle y como siempre, admirando los paisajes ibamos bastante a gusto. Llegamos al atardecer al pueblo, y nos metieron a un taller textil donde las mujeres quechuas nos explicaron el proceso para hacer sus vestidos, telas, sueteres etc. Desde el lavado de la lana de alpaca y oveja con una especie de raiz-jabón, el teñido natural, hilado y luego los telares donde tejen los lindos diseños en sus prendas. Ahi me di cuenta de que los Quechuas acostumbran criar cuyos, pero ellos les llaman «cuys», aunque todavía no sabía que se los comían! snif.
También hice migas con una gatita peruana que llamaban «Alpaquita», jeje. Y tomábamos y tomábamos fotos mientras los demás compraban recuerdos o escuchaban las explicaciones de las niñas. Una pequeña me convenció de comprarle unas pulseritas (yo no uso pulseras pero tengo corazón de pollo, jeje); y a cambio me regaló una de las mejores fotografías que traje del Perú! :DNos llevaron después a medio ver la parte arqueológica de Chinchero, donde sólo se conservan algunos muros y parte del «casco» de una especie de hacienda de aquellos tiempos. Ibamos correteados porque la noche nos había alcanzado. De ahi regresamos al autobus y que creen? jaja, pues casi nos deja! 😛
Llegamos a Cusco alrededor de las 8 de la noche y nos estaba esperando Jorge, el de la agencia, para darnos una mala noticia: al parecer se había cancelado el tour de Salkantay por las lluvias y los derrumbes que habían en el camino. La familia que iba en nuestro grupo decidió no correr riesgos y canceló, y no nos podían llevar a nosotros solos. Nos pidió que le diéramos 1 hora para averiguar que estaba pasando con sus compañeros de otras agencias, y quedamos de vernos alrededor de las 9. A pesar de todo nosotros teníamos un plan «B» si es que no salíamos con alguna agencia, y era hacer el recorrido a pie por nuestra cuenta, «puebleando».
Mientras, nosotros nos fuimos a buscar un restaurant que nos habían recomendado desde México, en el barrio de San Blas: el Pacha Papa. Lo encontramos y nos quedamos a cenar ahi. Yo pedí un «Oyukito con carne y charqui de alpaca» (un guiso con una especie de papa, carne, plátanos y una salsa amarilla muy sabrosa); y Memo pidió un «Adobo con puré de Chancho» (adobo de cerdo). Todo estuvo delicioso!! Y barato. Ahi probamos por primera vez el Pisco, y bueno, como no estamos acostumbrados al alcohol, con un vasito tuvimos para salir de ahi ya medio mareados 😛
Al regresar con Jorge a la agencia nos tenía buenas noticias: Se había armado un grupo con los «sobrantes» de otras excursiones y saldríamos el lunes como estaba planeado, rumbo a Mollepata en camión para ahi comenzar la caminata por Salkantay. Nos fuimos contentos a descansar al hostal, porque teníamos que madrugar. Pasarían por nosotros a las 4:30 de la mañana.